Seguimos recordando la primera confitería bailable de Roque Pérez.
“El Tatú” fue un reconocido bar en la esquina de Mitre y Belgrano que abrieron Enrique Quiquí Galán y Amadeo “Liete” Crespi y fue inaugurado el 25 de diciembre de 1966.
Mientras el fenómeno Beatles conmovía la cultura popular y los jóvenes manifestaban su rebeldía y sus ideales, en nuestro país había sido derrocado Arturo Illia, era el boom del folclore y de la venta de guitarras. Al mismo tiempo también se bailaba la música romántica cada vez más apretaditos y mejilla con mejilla. También comenzaba a surgir el rock nacional con Sandro y los de Fuego, Los Gatos y Almendra.
En «El Tatú» pronto los jóvenes corrieron las mesas y convirtieron el bar en la primera confitería bailable. “No existía un lugar así un lugar así en Roque Pérez ni en la zona, por eso venían de afuera a bailar” cuenta Quiqui Galán quien nos compartió nuevas fotos y nos contó algunas historias más de “El Tatú” y aquella añorada época.
“Solíamos decorar el salón para distintas fechas como el 25 de Mayo, el día de la primavera o los carnavales –cuenta Quiquí-. En las fotos se ve que varios usaban traje todavía. Recuerdo que cuando abríamos en carnavales, como el local era chico, poníamos mesas en la vereda y se terminaba bailando en la calle. Era la época del lanza perfume, que era un tubo de vidrio con agua perfumada y éter. Entonces el éter te daba mucho frio. Por eso la canción “Lanza perfume” (de Rite Lee)”.
En las fotos que hoy compartimos podrán ver la barra y al “Loco” Alegre que era el mozo y mucha gente conocida como Toto Villola y su mujer, Cabrera, Luis María Mac Cormick, Carlitos Tozzi, y Ana María Lucaroni.
En la foto del público en las mesas, se ve en primer plano a Irma Luzzi de vestido floreado, en el margen izquierdo Mario Galán (primo de Enrique “Quiquí”) y Cayetano Emilio Troisi. A la derecha, Lucesole (padre de Silvia) y Kelo Messina. En otra foto, en primer plano y balilando, a Mochina Abraham, a la izquierda Mary Lucesoli y Cacho Amico (de espaldas) y al fondo Tati Badde y Susana González.
En la foto donde hay bonetes, hay un cartel en la pared donde dice “Viva el recreo” y figuras de estudiantes en la pared. En otra imagen baila sonriente la melliza Montenegro.
“El local era de “Bebe” Rivolta. Sólo existían las paredes y el techo -cuenta Quiquí-. Tuvimos que poner el piso nuevo antes de la inauguración. Nosotros lo alquilamos y lo terminamos de revocar y acondicionar. Después surgieron otras confiterías como El Ciervo (en calle Mitre) y Luisel (en calle Berro). Así que el público se repartió más y finalmente cerramos, por el año 1970”
«Hay muchas parejas que se pusieron de novios en “El Tatú” -recuerda Quiquí Galán- y seguramente hoy ya son abuelos».