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Luca Zampini y un estreno emocionante

En 2018, recién recibido de director de cine y TV fue convocado a trabajar como editor en la que sería la última película de Fernando Pino Solanas. El documental “Tres en la deriva del acto creativo” se acaba de estrenar y el joven roqueperense nos cuenta su trabajo y la increíble e íntima experiencia junto a uno de los directores más importantes del cine argentino.

 

Sus estudios de director de cine y TV, varios cursos en el Sindicato de la industria cinematográfica y seis años de trabajo en Canal Encuentro le dieron a Luca Zampini la oportunidad de aceptar una tarea muy valiosa. La edición se había pensado en equipo, pero enseguida fue a dúo con el querido director premiado en Cannes.

Luca, se puede decir que trabajaste con Pino Solanas mano a mano…

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“Sí, fue muy lindo porque estuvimos trabajando dos años, casi todo el día juntos, desde la 8:30 hasta las 17:00 editando en la productora que Pino tenía en su propia casa. La estructura del montaje fue de Pino obviamente, porque el tenía todo en su cabeza. Pino fue uno de los cineastas más importantes de Argentina. Yo hice la carrera de Dirección de cine y estudiaba su obra. ¡Imaginate, tenía miedo de hablarle! Qué le podía decir yo con mis 26 años a él. Pero Pino me preguntaba muchas veces mi opinión y me escuchaba”.

Cuando hice en el SICA un curso de montaje conocí al profesor Nicolás Solcic, que trabajó mucho tiempo con Pino Solanas, editando sus películas -explica Luca-. Entonces me invitó a trabajar en ese proyecto. A Pino le gustó y pronto Nicolás dejó porque estaba con mucho trabajo y quedé solo editando junto a Pino”.

¿En qué consiste el trabajo de edición?

“Es el armado de todas las filmaciones crudas. Cortar, pegar, unir, poner una escena antes o después. Para esta película había como 90 horas de filmaciones. Ese material se redujo a 1:45 de película, y después Pino quiso seguir afinándola para alcanzar 1:36 hs como quedó finalmente. Él era muy obsesivo pero ese trabajo mejoró mucho el ritmo de la película”.

¿Cómo fue la experiencia de trabajo?

“Nunca conocí alguien que trabaje tanto, ni siquiera alguien joven. Pino no paraba y al mediodía después de editar cuatro horas seguía como si nada. A la tarde iba al Senado, a la noche a la TV y al otro día a la mañana seguía igual, como si no tuviera más de 80 años”.

“Pino quiso filmar a Yuyo y a Tato porque los tres eran muy amigos, sobre todo en el exilio y los tres a la vez tienen hijos (Juan Solanas, Gaspar Noé y Martín Pavlosky) que también son amigos y artistas. Y ellos nunca podían reunirse todos porque los hijos viven en Francia. Por eso en unas fiestas de 2011 pudieron reunirse y Pino aprovechó a filmar, incluso les dio la cámara a Juan y a Gaspar”.

“Después Pino siguió filmando y con todo ese material se armó la película. Lo que admiré también de Pino es que se arreglaba con cualquier cosa. Filmó con grandes equipos en coproducciones con Francia, pero también filmaba sólo con una pequeña camarita. Y en este trabajo me llevaba a filmar”.

“Hay unas tomas que hice yo, como cuando aparece Victoria Solanas hablando junto a Pino o el reflejo de Susi en el sillón de su marido Tato. También Pino quería agregar un traveling de San Telmo, entonces fuimos los dos al barrio y mientras él manejaba yo iba filmando desde el asiento de atrás. Filmá a la izquierda, filmá a la derecha me iba diciendo Pino, tan concentrado en buscar las mejores imágenes que ¡casi chocamos!”

Luca, la película es muy emocionante…

“Sí y la presentación en el CCK fue muy emocionante para mí, el final con Tato y Pino que ya no están. Pino fue como un abuelo para mí, estuvimos mucho tiempo juntos. El me cocinaba, quédate a comer conmigo me decía y me hacía ravioles. Pino era un tipo muy sencillo y tranquilo. Así lo fui queriendo mucho y en la proyección me emocioné muchísimo”.

¿Vos conocías su cine?

“Sí claro, lo admiraba por La hora de los hornos, El Exilio de Gardel también me gusta mucho. Y los documentales “Viaje a los pueblos fumigados” y “Memoria del saqueo” son obras muy importantes. Para mí fue un honor haber trabajado con él y aprendí mucho”.

¿Qué camino estás haciendo Luca, de dónde venís y hacia dónde vas?

“A los 15 años empecé a editar sociales con mi viejo, entonces descubrí que me gustaba la edición. Entonces estudié cine y a los 19 años empecé a trabajar en Canal Encuentro (también en Paka Paka y Depor TV) donde estuve seis años. Cuando llegó el macrismo al canal lo achicaron y nos fuimos 105 compañeros con retiro voluntario y enseguida despidieron a 40 personas más. Luego trabajé temporariamente en el noticiero de Telefé y enseguida llegó la posibilidad de la película de Pino. Hoy estoy en un proyecto más fijo en Telefé, editando el programa “Plano por plano” que conduce Sebastián De Caro que sale por Telefé Internacional”.

Cuántas experiencias distintas y enriquecedoras…

“Si, hasta he trabajado a jornada doble, mañana y tarde con Pino y hasta la noche en Telefé.  El esfuerzo valió la pena porque aprendí mucho. En Canal Encuentro me gustó mucho hacer la serie sobre artistas “Los visuales”, me tocaron los capítulos del pintor Guillermo Roux y del fotógrafo Marcos López, entre otros. También hice transmisiones de NBA en vivo que te da también otra experiencia”.

¿Te gusta más el cine o la TV?

“¡Me gustan los dos! Lo bueno de estar en la TV es tener continuidad que en cine es más difícil. Claro que me gustan los contenidos del cine. Me gustaría hacer un documental. En la facultad hice un corto que pude mostrárselo a Pino. Él lo vió y me alentó mucho, le gustó el montaje y me dijo que siga adelante”.

 


Luca Zampini (29), ficha personal

Familia: Es hijo de Adriana “Bochi” Oudin y Carlos Zampini, hermano de Olivia y nieto de Silvia. Luca vive en Buenos Aires con su compañera Julieta Barbona.

Nacido y criado: “Nací en Bs As. pero a la semana ya me trajeron a Roque Pérez. Fui a la Escuela N° 1 y a la Escuela Técnica”.

Club: “Hincha de River Plate, bien gallina” -dice Luca-.

Deporte: “Actualmente juego tenis en Ferro. Empecé a jugar los 12 años y ahora volví a competir en los torneos inter clubes”.

Trabajo actual: Editor en Telefé.

Un plan: “Espero poder seguir trabajando en Telefé, que sigan saliendo proyectos lindos. Me gustaría editar también ficción y filmar un corto o mediometraje”.

Un deseo para 2022: “Salud y trabajo para mi familia y para todos, sobre todo para los que más necesitan”.


Tres en la deriva del acto creativo

La última película de Pino Solanas estrenada en diciembre en el CCK emociona y cala profundo. En el documental, el cineasta fallecido en 2020 entrevista a sus compañeros, el dramaturgo Tato Pavlosky y el pintor Yuyo Noé para hablar del método creativo, del exilio y la amistad.

Pino Solanas además -y como si fuese un testamento- recorre momentos cumbres de sus películas. Allí está El exilio de Gardel y Sur que es una continuación de la primera -explica Solanas-, como un exilio del exilio. Mientras el Polaco Goyeneche canta Garúa, la atmosfera se llena de niebla, y el mágico rectángulo de pura poesía y luz azul.

Lo mejor de la creación es comenzar -dice Pino-. Una vez que comienzas todo se ordena y surgen muchas ideas nuevas. De pronto en una toma hay dos perros mirando ¡y eso tiene que quedar! En definitiva, dirá después Solanas como una máxima, “sintetizar la vida dentro de un rectángulo”.

“Yo quiero representar el caos, explica el artista plástico Yuyo Noé, para quien el caos es la vida misma”. “Hay que ser respetuosos del caos -advierte Tato- y explica que el centro del teatro es el cuerpo. … la historia pasa por el cuerpo”.

La primera reunión es en el taller de Yuyo Noé. Allí los tres artistas dialogan sobre su obra y sus métodos. Un tiempo después Pino filma a Tato en su cama. Son sus últimos días. ¿Qué pensas? pregunta Pino. ¡Quiero vivir! Dice Tato emocionado, ya añorando las tablas de la vida.

Nunca la obra está terminada coinciden los tres con distintas palabras. Entonces Yuyo Noé cuenta la famosa anécdota del pintor Mondrian: En el museo un hombre estaba pintando sobre una obra de Mondrian. Alguien lo vio y avisó al guardia. Este le dijo, no se preocupe, es Mondrian que tiene permiso del director del museo para retocar su cuadro.

Ojalá podamos seguir siendo los destinatarios del legado de estos tres artistas, y con el pincel de nuestra sensibilidad, y como Mondrian, seguiremos agregando capas de emoción a sus obras para que sigan vivas.

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